martes, 14 de mayo de 2013

El artista desencajado quiere hacer caja.


El título es el primer impacto. Un buen informe es la verdad que alienta o disuade.

             El artista desencajado  ha decidido ofrecerse como  Lector Crítico y Titulador a todos aquellos noveles o profesionales que requieran sus servicios. Las tarifas estarán en consonancia con la dedicación y la calidad laboral y se establecerán de acuerdo con los peticionarios. Para novelas de hasta 250 páginas, la tarifa de la lectura y el informe crítico preceptivo oscilará entre los 150 y los 200€. Para la titulación de cualquier tipo de escrito, de ficción  y no ficción, la tarifa oscilará entre los 50 y los 500€, en función del destino último del mismo, aunque también se establecerán de acuerdo con el solicitante. A quien le extrañe tamaña minuta ha de recordar la capacidad de los títulos para vender, por ellos mismos, según qué productos. A este fin suelo recorrer siempre al mismo ejemplo, Monólogo de una mujer fría, de Manuel Halcón, quien en los represores años del franquismo, concretamente en 1960, logró ventas insospechadas de esta novela sin particulares atractivos.
            En mi novela La manzana de Poz incluí un juego titulador en el que mezclé títulos inventados con títulos reales para abordar desde una perspectiva irónica la importancia de los mismos y el mimo con que se ha de elegir el nombre de la criatura. Lo reproduzco aquí como muestra de la facilidad que me asiste y desde la que quiero abrir una vía de actuación literaria profesional que, a mi modesto entender aún no ha sido explotada. Hace tiempo que me rondaba esta idea, porque el hecho de titular no deja de ser una habilidad como otra cualquiera que se tiene o no se tiene. Ya reflejé aquí la dificultad de Steinbeck para encontrar el título adecuado de Al este del Edén, por ejemplo. Y mi propósito es liberar a los autores de esa angustia, ofreciéndoles el título idóneo para sus escritos. No niego que me ha empujado a dar este paso el homenaje que Google rindió hace unos días al celebérrimo creador de títulos de crédito cinematográficos Saul Bass, quien los elevó a categoría de ARTE, sí, con mayúsculas, a veces, incluso, siendo lo más propiamente artístico de las  películas que introducían. ¿Cómo es que a nadie se le ha ocurrido aún la idea de realizar un documental con una selección de los mejores títulos de crédito de la Historia del Cine? Estoy convencido de que sería un éxito.
             En cuanto a los títulos literarios, es evidente que el repertorio es inagotable y en el juego que añado a continuación se puede advertir lo mejor y lo peor de esa “artesanía” para la que hay que tener una intuición deslumbrante y un dominio verbal a la altura del destello creativo.
             Confío en que mi oferta no caiga en saco roto y haya creadores de toda condición que requieran mis servicios profesionales. Para contactar, ver mi perfil. Como no se trata de un trabajo de "negro literario" o "escritor fantasma", es evidente que habría de figurar el copyright de mi título en el interior del volumen, junto al del autor, al de la ilustración dela portada, la foto del autor, etc.

Titulares (y suplentes....)
El sueño del vigía. La claridad de la traición. Un cuchillo en la noche. La hora interminable. Dos almas en una canción. El salario del miedo. El lustro de la venganza. Nos veremos en Brujas. Hola, ¿qué tal? El monje pendenciero. Tu bala lleva escrita mi nombre. Desayuno con diamantes. La suegra de don Servando. Los caminos de la perdición. Atrapados en el hampa. Esperanzas marchitas. Los amores de Fernando y María Luisa. Una tumba en Laredo; dos en San Diego. Los pecados del abad. Ascensor hacia el cadalso. Las manos ensangrentadas. La soga del ahorcado. El cuadrilátero de las Bahamas. Aliento fatal. El diario de una puta triste. El triunfo de la voluntad. Monólogo de una mujer fría. El pozo y el péndulo. El clamor de los gigantes. La humedad de la bodega. Bodas de altos vuelos. Si hoy es martes, esto es Bélgica. Encrucijada de pasiones. El remitente tartamudo. Las bragas de oro. Amores en la tundra. La estepa sin fin. El cumpleaños de Mónica. Voces del infierno. Escándalo en el internado. Los jueves, milagro. Bienvenido a la esperanza. Tribunal de horrores. ¡Qué verde era mi valle”. Ruiseñor en la cumbre. Destino el desconsuelo. La ley nunca descansa. La tímida risa del ornitorrinco. En chancletas por la vida. El brillo de la memoria. El agravio. El oprobio. Lunes de carnaval, martes de muerte. La procesión de los replicantes. Código de criminales. Te llevo dentro de mí. La sombra del alcornoque. Abismos de pasión. Entre tú y yo. Escríbeme cuando llegues. Una maleta, dos maletas, tres macetas. Torero al amanecer. Las cumbres silenciosas. De arcilla y oro. Por unas monedas. El río del olvido, el lago de la lamentación. En la espesura. La ciudad no es para mí. Las rosas finales. La ventisca. La herencia. El crimen de Mazarrón. Esperanzas de cristal. El pabellón de los melancólicos. Judas y deudas. Palor. La conjura de los irredentos. Embriagados de ambición. Frutos tempranos. El secreto de la marquesa. Los cómplices de la noche. Aguas turbulentas. Avenida de los tilos. Besos babosos. El lago azul de su mirada. La habitación de al lado. El silencio de los corderos. Nubes de otoño. La risa del chacal. El tren de las pesadillas. Pisándole los talones. El joyero de la reina. La virtud de la escarcha. El fantasma del oasis. Fábrica de virtud. Día de fiesta por la tarde. El asesino del tarot. Calles de fuego. La cicatriz. El pentagrama del amor. El espíritu de la contradicción. El amante bilingüe. Las cítaras del paraíso. El consuelo del Purgatorio. Atrapados en la red. La hermana inesperada. El puro, el astuto, el corrupto. La golondrina que hizo verano. La confabulación de los torpes. Mal comienzo, pésimo final...

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