domingo, 1 de enero de 2006

15 de julio de 2...


De nuevo en la senda desencajada. De viejo otra editorial que me dice que me meta mi manuscrito donde me quepa. Iré a recogerlo, nos ha jodido. ¡Menuda inversión en copias y encuadernación! ¡Ah, el pobre D., qué difícil nacimiento va a tener! Ese cabronazo que fui se quiere aprovechar de este desahogo y ya se ha inventado una rebuscada ficción Pdml , donde aprovecharse de estos esputillos lejanamente marchenoirescos. Pero no se lo voy a permitir. Me quiere reinventar. Hacer de mí un anodino cicerone de vidas mediocres. ¡Que lo folle un pez! ¡Cómo sigue aún sin enterarse de lo terriblemente plastas que son esos conflictos de identidad a los que tan aficionado sigue siendo! ¡Si hoy todo el mundo tiene clara su internetidad! ¡Hasta yo! Por defecto, claro. Quien no está en la Red no existe. Yo no existo, y eso es definitivo, exacto, irrefutable. Vivo al margen. Solo. Jodido. Amargado. Eufórico. Ceñido. Indiscreto. Emputecido. Desbravado. Ido. Desvariado. Recogido. Exultante. Peatonal. Ulcerado. Engolfado. Y libre. Para no sentirme castrado por la censura del correccional político cuyos muros y comisarios políticos se confunden con lo canónicamente exaltado por los medios de consumación y subordinación de las masas. ¡Tiene tantos sinónimos el asco! El calor lo pudre todo. Hiedo a rencor. Estoy cansado.

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